viernes, 1 de abril de 2011

!Qué viva la música!

Aunque la obra de Andrés Caicedo (A:C) no es una obra consumada debido a las circunstancias que rodean a lo que ya es un mito, es necesario reconocer que fueron muchas las contracorrientes hostiles que en este caso no lo llevaron a consumar su obra juvenil, respecto a estas coyunturas ya sea socio-culturales o político-económicas, trascendemos en el estudio de su escritura y reconocemos que hay tal nivel de pensamiento a escala cultural que vemos en él como un artista instalado en su sistema cultural que crea su arte en el pueblo y en la época en la que se le espera.
Al darle el tratamiento de arte a la obra literaria de (A.C) reconocemos que posee una conexión interna con la cultura- ya sea central o periférica - en su relación con en el arte (A.C) nos lleva a las puertas de un conocimiento trágico, de una visión de la verdad horrible; en este sentido nuestra tarea cultural hoy frente a (A.C) en específico su obra principal “!Que viva la música!” (Q.V.M) es compenetrarnos de manera que sus alturas no aparezcan ante nosotros proscritas y sus personajes más reales hoy, no se nos muestren aislados como eremitas carentes de valor.
A manera de ejemplo quisiéramos mencionar lo que (A.C) repetidas veces balbuceó con osadía y que hoy vemos es su tesis más arriesgada y de mayor repercusión. Transcribo una parte de la entrevista de (A.C) hecha por Gustavo Cobo Borda para el programa Páginas de Colcultura pirateada al aire por Luis Ospina y Eduardo Carvajal, subtitulada por Sandro romero y Karen Roa realizada en el año1977 :

“Me parece que en este momento el libro, en sí, enfrenta dos serios problemas que son, creo yo, el alto costo de los libros y el tiempo que el lector realmente ya no tiene para dedicarse y sumirse en una lectura de quince o veinte días o treinta días. Pero ante todo la juventud se me hace que está optando por la música, porque para oír la música no se necesita de una aceptación, sino que la puede oír en los buses, en las calles, eh… a través de las puertas abiertas, en radios prendidos.
En años anteriores, se tenía en concepto de que cantidad es calidad, o sea que un libro de quinientas páginas era mejor que uno de cien. El término además fue inventado por Cabrera Infante . A mí se me hace que la opción por la cual se está tomando Cabrera Infante como “O”, que también se puede llamar “Cero” o “Exorcismo de estilo” o “de estío”, es como lo mejor. Son libros o para leer en el baño, o para leer cada cinco minutos, se puede comenzar por cualquier parte, textos muy breves, muy políticos. Yo creo que esta fórmula para la nueva literatura de hoy se puede encontrar en el poema de Cabrera Infante, personalmente uno de los mejores que leído en cinco años, que dice textualmente, es muy fácil de memorizar: “!Ay, José, así no se puede!. ¡Ay. José, así no sé!. ¡Ay, José, así no!. ¡Ay, José, así!. ¡Ay, José!. ¡Ay!” Se me hace que libro tan excelente como “La vorágine” puede ser ya perfectamente remplazado por las canciones de Héctor Lavoe o de Ricardo Ray & Bobby Cruz.”
Desde aquí nos dirigimos a la sospecha de lo trascendental del título ¡Que viva la música! en el contexto cultural de A.C.
Traigamos a colación ahora a uno de sus personajes principales María del Carmen Huerta. (M.C.H) para apoyar este pensamiento:
“Sé que soy pionera, exploradora única y algún día, a mi pesar, sacaré la teoría de que el libro miente, el cine agota, quémenlos ambos, no dejen sino música. Si voy pallá es que pallá vamos. Vivimos el momento de más significado en la historia de la humanidad, y es primera vez que se ha exigido tanto de los culimbos. Mi opinión modesta, viéndoles las caras, las bocas de las ojeras, es que ellos, mis amigos, han cumplido. Somos la nota melosa que gimió el violín.”
Podríamos en este punto traer innumerables referencias al interior de la novela de como la música cobra un nuevo y aún más potente significado para la juventud ya que esta vibra y surge del corazón del pueblo.
“La música es la labor de un espíritu generoso que (con esfuerzo o no) reúne nuestras fuerzas primitivas y nos las ofrece, no para que las recobremos: para dejarnos constancia de que allí todavía andan, las pobrecitas, y yo les hago falta. yo soy la fragmentación. La música es cada uno de esos pedacitos que antes tuve en mí y los fui desprendiendo al azar. Yo estoy ante una cosa y pienso en miles. La música es la solución a lo que yo no enfrento, mientras pierdo el tiempo mirando la cosa: un libro (en los que ya no puedo avanzar dos páginas), el sesgo de una falda, de una reja. La música es también, recobrado el tiempo que yo pierdo. Me lo señalan ellos, los músicos: cuánto tiempo y cómo y dónde. Yo, inocente y desnuda, soy simple y amable escucha. Ellos llevan las riendas del universo. A mí, con gentileza! Una canción que no envejece es la decisión universal de que mis errores han sido perdonados.”
Son así incontables las partes donde se habla de cómo nuestra cultura asimila la lectura y la imagen; y como esta cultura del libro es inversamente proporcional a la disposición de tiempo invertido en leerlos, es por ello que para no sumirnos de inmediato en los males tan severos del facilismo social que nos aqueja a nivel educativo y más aun con la utilización de nuevas tecnologías, quisiera perfilarme a través del espíritu de la música como temática y de cómo esta siempre nos transmite una cierta liberación a circunstancias externas determinadas en palabras de Shopenhauer como el dominio de los deseos y el imperio de la voluntad revelando una “importancia interior de los hechos reales, es decir, el profundo horizonte que nos abre acerca de la esencia misma de la humanidad, poniendo en plena luz ciertos aspectos de esta naturaleza inadvertidos a menudo escogiendo ciertas circunstancias favorables en que se expresan y desarrollan sus particularidades. La importancia interna es la única que vale para el arte y la importancia externa para la historia”
En este sentido la música expresa la esencia misma del fenómeno, es decir, la voluntad misma, es por eso que esta despierta en cualquier lugar en distintas épocas “la familiaridad” fuera de todo motivo o circunstancia “prestando voz a las profundas y sordas agitaciones de nuestro ser, fuera de toda realidad, y por consiguiente, sin sufrimiento”
A partir de este momento en primer plano figura la importancia que la música tiene para la totalidad de la obra de A.C y no solo para ella sino también para la historia del pensamiento. Además vamos a plantear una relación entre los distintos estudios Literarios y la penetración de la cultura musical en esta región del pacifico Colombiano. Desde la sociología sabemos, por ejemplo, que una serie importante de transformaciones sociales e individuales se explican a partir de la segunda mitad del siglo XX a través de la música. Es por ello que a A.C y a su literatura no nos interesa hacerle solamente una lectura externa es decir histórica, ni directamente sociológica; pero sin desprendernos de sus avances y sus métodos nos apoyaremos en las mismas por obvias razones. Observamos sobretodo la necesidad en la filosofía de plantearse con mayor intensidad la complejidad del presente sin olvidarnos que a su vez el filósofo debe buscar el reposo en medio de la corriente incesante de pluralidad infinita, viviendo más allá del tumulto de la historia contemporánea, y estableciendo una manera de vivir al margen de la necesidad.
Recordemos unas palabras de A.C respecto a sus temas, a la manera que los afronta y a su pertinencia histórica: “Bueno, señor lector, y señora, y joven, y señorita, toda esta carreta de conflicto privado […] es para decir otra cosa, de ese conflicto privado, yo estoy sacando mis temas, pero los estoy haciendo generales. Los estoy objetivando. Creo que el procedimiento es válido. Y estoy tratando de hacerlos latinoamericanos. Mi porción, mi pedacito de terror, irá cobrando expresión, no se preocupen. Hasta que llegue el día en que sirvan a la comunidad. En que hagan un bien. Seguro.
Inician las tenciones que permanentemente van a marcar esta investigación que no nos da el beneficio y la calma que otorga la lejanía.
“No quiero adelantarme mucho, no sea que terminemos empezando por la cola, que es difícil de asir, que golpea y se enrosca. Desearía que el estimado lector se pusiera a mi velocidad, que es energética.”
Al leer ¡Qué Viva la Música! A la luz de un planteamiento filosófico que nos proporcione herramientas para comprender como se nutren los procesos de creación y la comprensión de las relaciones de poder que entran en juego en esta literatura rebelde, estamos tratando de develar la respuesta a la pregunta por ¿qué es lo humano en medio de tanta deshumanización?

INFECCION BSAS

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