Cuando nos preguntan para que estudiamos filosofía o artes o estudios políticos o sociología y completan su pregunta con ¿cómo vamos a insertarnos en el mundo laboral?, las respuestas son algo difusas. La necesidad de que algunos tomen en serio la importancia de pensar o de sublimar su visión de la realidad en expresiones estéticas habla de la salud de una sociedad que se cuestiona a sí misma y construye de forma positiva sus anhelos al igual que busca corregir sus injusticias, en un diseño permanente que debe estar suponemos a la cabeza, no como un accesorio sin necesidad como un lujo vano. Si observamos los altos índices de corrupción en los entes administrativos es porque tenemos falencias y son de tipo cultural, nuestra educación basada en el saber hacer olvida la parte más importante del ser humano, la parte humana de la persona. ! Pensar no da plata nos dicen!
Es cierto que los pensadores tenemos en común con los artistas esa necesidad de un poco de soledad para la creación, ese grado de autismo, se podría decir, que nos hace ver, sentir y habitar de una forma tan particular nuestra ciudad y nuestra existencia misma. Hoy es urgente que tomemos y retomemos no solo los espacios ganados como calles, sitios de encuentro, la posibilidad que nos dan los colectivos o los grupos de estudio, sino también las herramientas electrónicas: blogs, videos, vimeos o you tube , las redes sociales; para que estas no sean solamente el lugar para hablar por hablar. Para que el dialogo y la charla cobren otro significado ahora que la tecnología nos permite hacerlo a un nivel global e inmediato.
Si, los pensadores en su mayoría jóvenes están haciendo lo suyo, pero casi en su totalidad no están dentro de las academias, ni se les paga un sueldo por el compromiso intenso que asumieron con la existencia. Es también labor de la sociedad replantear el compromiso que tiene con nosotros, ¿qué pasará cuando el último pensador del área que sea agotado de tener dos caras una laboral y otra su reflexión no pueda resistir en su odisea? ¿No es esta la auténtica fragmentación del sujeto?. ¿Cuándo el artista no tenga recursos materiales para su arte me refiero al artista de las fronteras, de la marginalidad, cuando este no tenga ya piedras para tallar. ¿qué pasará?. ¿cómo nos juzgara el futuro?. Estamos seguros su expresión continúa, su afán y su curiosidad no tendrán límite, y eso nos da un amargo orgullo, una soledad que nos excluye y nos lleva a no profesionalizar por completo nuestro compromiso, porque la realidad de la cual nos nutrimos nos divide nos cobra en pesos el espacio para la creación.
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